El este y el sur de la península ibérica han amanecido este miércoles con el corazón en la mano, tras el paso de unas lluvias torrenciales que han dejado decenas de muertos en Valencia y alrededores –cifras que continúan en aumento–, numerosas personas atrapadas o desaparecidas y un sinfín de daños. ¿La causa? Un fenómeno conocido como DANA y que en la costa mediterránea supone un particular peligro.
Una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), consiste en una suerte de hueco en el cielo con una presión baja. Esto atrae el aire de su alrededor, tanto el frío como el caliente. El choque de estas temperaturas provoca la formación de muchas nubes llenas de agua. A su vez, la diferencia térmica provoca una inestabilidad atmosférica que facilita las precipitaciones. Cuando estas suceden, la cantidad de litros que se acumulan por metro cuadrado puede llegar a ser inasumible, produciendo inundaciones severas, como ha sido el caso de este miércoles.
Zonas llanas y el mediterráneo, una suma desastrosa
En el caso del levante, las condiciones topográficas juegan un papel clave, ya que se trata de una zona completamente llana. Las consecuencias son claras: "Si llueve mucho, se va a inundar todo", explica a Público Antonio Aretxabala, doctor en Geología por la Universidad de Zaragoza.
En este sentido, "el agua funciona por la ley del mínimo esfuerzo: siempre va hacia abajo", añade. La abundante cantidad de agua, que ha llegado a los 445 litros por metro cuadrado, hace que "la capacidad de drenaje del subsuelo colapse". La tierra no es capaz de absorber tanta lluvia y las inundaciones en esta zona se hacen inevitables.
Según el experto, "el Mediterráneo es dinamita pura". La temperatura superficial del mar es más elevada, sobre todo a finales de verano y de otoño, de modo que favorece los contrastes térmicos que forman la DANA.
Los desastres serán más frecuentes y peores
Por esta razón, son históricas las catástrofes provocadas por las lluvias en esta zona de la península. Sin embargo, los expertos alertan de que serán cada vez más frecuentes, como consecuencia de la crisis climática y, en concreto, del calentamiento del planeta.
El mar mediterráneo se caracteriza por ser una masa de agua ciertamente caliente. Cuanto más aumente su temperatura, más cálido será el aire que interactúe con la DANA, más agua podrán almacenar las nubes, explica Aretxabala a este diario. "Las consecuencias de unas precipitaciones más densas en esta zona pueden ser devastadoras", alerta.
"Cada temporal va a ser peor cada año y tenemos que estar concienciados como para entender que tenemos que adaptarnos a estas condiciones climáticas devastadoras", advierte Karla Zambrano, investigadora y una de las embajadoras valencianas del Pacto Climático Europeo.
Por su parte, Carmen Marqués, también embajadora del Pacto en València, aboga por la "adaptación a fenómenos extremos como este". En la misma línea, Aretxabala concluye que es necesario realizar planes urbanísticos que se adecúen a la realidad actual del levante y sus condiciones climáticas derivadas de la crisis medioambiental.